corazón
Escrito por mª mar perandones fernandez, miércoles 24 de abril de 2013 , 17:23 hs , en CCNN


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  • Juan Vera Ramos el viernes 18 de julio de 2025, 09:55 hs

    Clases de extintores y tipos de fuegos: guía práctica para prevenir lo irremediable

    Puede que el tiempo pase, que la tecnología avance, que las ciudades cambien… pero hay algo que sigue siendo tan urgente hoy como hace cien años: la capacidad de apagar un fuego antes de que se convierta en tragedia. Porque cuando las llamas se desatan, no hay margen para la improvisación ni tiempo para buscar tutoriales en internet. La diferencia entre un susto y un desastre puede reducirse a un gesto, a un aparato: el extintor adecuado. Y no, no todos valen para todo.

    ¿Por qué es crucial conocer los tipos de fuegos y clases de extintores?

    El fuego no siempre es igual, ni arde por las mismas razones. Lo que comienza con un cortocircuito puede necesitar un tratamiento distinto al de una sartén con aceite hirviendo. Por eso, contar con el extintor correcto y saber qué tipo de fuego estamos enfrentando es tan importante como tener una salida de emergencia.

    En muchos hogares, locales comerciales e incluso naves industriales, se da por hecho que tener “un extintor” es suficiente. Pero ahí reside el error. Hay varios tipos, clasificados según su agente extintor, y cada uno está diseñado para combatir fuegos concretos. No es una cuestión estética, es una cuestión de eficacia. Y, sobre todo, de seguridad.

    ¿Por dónde empezar entonces? Pues por tener claro que no se trata solo de cumplir con la ley, sino de proteger vidas y evitar pérdidas materiales que muchas veces no tienen vuelta atrás. Si estás planteándote adquirir un extintor, no lo hagas a ciegas.

    Tipos de extintores: una herramienta para cada fuego

    Los extintores se clasifican según el agente que contienen, y cada uno responde de forma específica a ciertos tipos de combustión. Aquí va una lista clara, directa y sin rodeos:

    • Extintores de espuma (A y B): eficaces contra materiales sólidos combustibles y líquidos inflamables. No deben usarse cerca de instalaciones eléctricas.
    • Extintores de polvo ABC: los más comunes. Aptos para sólidos, líquidos y gases inflamables. Funcionan bien ante riesgos eléctricos. Muy recomendables para uso general.
    • Extintores de CO2: ideales en oficinas, servidores, laboratorios. No dejan residuos y son aptos para fuegos tipo B y eléctricos. Si trabajas con tecnología, necesitas un extintor CO2.
    • Extintores de agua con aditivos: pensados para exteriores o áreas con riesgo de fuego tipo F, como barbacoas o cocinas colectivas.
    • Extintores en aerosol: pequeños, portátiles, útiles para vehículos y zonas reducidas. Nunca está de más tener uno en casa.

    Tipos de fuegos: lo que arde también tiene nombre

    Tan importante como saber cómo apagar un fuego es identificar qué está ardiendo. Aquí entra la clasificación por clases de fuego:

    • Clase A: materiales sólidos como madera, papel o tejidos.
    • Clase B: líquidos inflamables: gasolina, pinturas, aceites.
    • Clase C: gases inflamables: butano, propano, gas natural.
    • Clase D: metales combustibles como magnesio o aluminio (muy específico, habitual en industria).
    • Clase F: grasas y aceites utilizados en cocina. Muy peligrosos si se usan extintores inadecuados.

    ¿Y qué hay de los llamados fuegos tipo K? En Europa se consideran dentro del tipo F, pero si cocinas con aceites vegetales, más vale que te informes. En nuestro blog de extintores profundizamos en estas diferencias y cómo elegir el mejor equipo según tu situación concreta.

    Tamaños y capacidades: no todos los extintores son iguales

    En materia de extinción, el tamaño sí importa. No es lo mismo una cocina doméstica que una nave industrial. Por eso, existen diferentes tamaños estandarizados que cubren necesidades específicas:

    • De 1 a 6 kg: los más comunes para uso doméstico, oficinas y pequeños negocios.
    • De 10 a 25 kg: utilizados en entornos industriales. Pesan bastante, así que suelen ir sobre ruedas.
    • CO2: suelen encontrarse en 2 kg (uso doméstico) y 5 kg (uso profesional o empresarial).

    ¿Cuántos extintores necesito?

    La ley no improvisa en esto. Existe una normativa clara que regula cuántos extintores deben instalarse por superficie útil. Pero más allá de la legislación, hay algo que se llama sentido común: ¿vas a confiar la seguridad de todo tu negocio a un solo extintor mal ubicado?

    Algunas recomendaciones básicas según el entorno:

    • Vivienda: uno de aerosol + uno de CO2 de 2 kg.
    • Pequeño local comercial: al menos dos de 6 kg (polvo o espuma) + uno de CO2.
    • Entorno industrial: extintores de 6 kg estratégicamente ubicados + carros de polvo de 25 kg en zonas amplias.

    Eficacia de cada tipo de extintor: cómo se mide

    Los extintores están sujetos a pruebas de laboratorio que evalúan su eficacia en función del tipo de fuego que deben combatir. Aquí algunos ejemplos que te darán perspectiva real:

    • Polvo ABC: eficacia 21A 113B o 27A 183B. Muy versátiles y económicos.
    • Espuma AFFF: excelente para clases A y B, y sobre todo para fuegos tipo F. Eficacia 75F.
    • CO2: solo para clase B. 2 kg: 34B. 5 kg: 89B.

    Recomendaciones finales: no juegues con fuego

    No lo veas como un gasto, sino como una inversión en tranquilidad. Un extintor no es un adorno rojo colgado de la pared. Es una herramienta de primera línea que puede salvar vidas, propiedades y negocios.

    Revisarlos con regularidad, formarse mínimamente en su uso y elegir el modelo correcto según el tipo de riesgo son pasos básicos para una protección eficaz. El fuego no avisa. Pero nosotros sí podemos estar preparados.

    Prevención, conocimiento y acción

    Tener el extintor adecuado y saber usarlo es tan vital como saber dónde están las salidas de emergencia. Porque el fuego no entiende de horarios, de festivos ni de buena voluntad. Solo responde a una cosa: preparación.

    En casa, en el trabajo, en el coche o en la fábrica, conocer los tipos de fuegos y las clases de extintores es una obligación silenciosa que no conviene ignorar. Porque una chispa puede ser el principio de todo… o el final, si no estamos listos.