Puede que el tiempo pase, que la tecnología avance, que las ciudades cambien… pero hay algo que sigue siendo tan urgente hoy como hace cien años: la capacidad de apagar un fuego antes de que se convierta en tragedia. Porque cuando las llamas se desatan, no hay margen para la improvisación ni tiempo para buscar tutoriales en internet. La diferencia entre un susto y un desastre puede reducirse a un gesto, a un aparato: el extintor adecuado. Y no, no todos valen para todo.
El fuego no siempre es igual, ni arde por las mismas razones. Lo que comienza con un cortocircuito puede necesitar un tratamiento distinto al de una sartén con aceite hirviendo. Por eso, contar con el extintor correcto y saber qué tipo de fuego estamos enfrentando es tan importante como tener una salida de emergencia.
En muchos hogares, locales comerciales e incluso naves industriales, se da por hecho que tener “un extintor” es suficiente. Pero ahí reside el error. Hay varios tipos, clasificados según su agente extintor, y cada uno está diseñado para combatir fuegos concretos. No es una cuestión estética, es una cuestión de eficacia. Y, sobre todo, de seguridad.
¿Por dónde empezar entonces? Pues por tener claro que no se trata solo de cumplir con la ley, sino de proteger vidas y evitar pérdidas materiales que muchas veces no tienen vuelta atrás. Si estás planteándote adquirir un extintor, no lo hagas a ciegas.
Los extintores se clasifican según el agente que contienen, y cada uno responde de forma específica a ciertos tipos de combustión. Aquí va una lista clara, directa y sin rodeos:
Tan importante como saber cómo apagar un fuego es identificar qué está ardiendo. Aquí entra la clasificación por clases de fuego:
¿Y qué hay de los llamados fuegos tipo K? En Europa se consideran dentro del tipo F, pero si cocinas con aceites vegetales, más vale que te informes. En nuestro blog de extintores profundizamos en estas diferencias y cómo elegir el mejor equipo según tu situación concreta.
En materia de extinción, el tamaño sí importa. No es lo mismo una cocina doméstica que una nave industrial. Por eso, existen diferentes tamaños estandarizados que cubren necesidades específicas:
La ley no improvisa en esto. Existe una normativa clara que regula cuántos extintores deben instalarse por superficie útil. Pero más allá de la legislación, hay algo que se llama sentido común: ¿vas a confiar la seguridad de todo tu negocio a un solo extintor mal ubicado?
Algunas recomendaciones básicas según el entorno:
Los extintores están sujetos a pruebas de laboratorio que evalúan su eficacia en función del tipo de fuego que deben combatir. Aquí algunos ejemplos que te darán perspectiva real:
No lo veas como un gasto, sino como una inversión en tranquilidad. Un extintor no es un adorno rojo colgado de la pared. Es una herramienta de primera línea que puede salvar vidas, propiedades y negocios.
Revisarlos con regularidad, formarse mínimamente en su uso y elegir el modelo correcto según el tipo de riesgo son pasos básicos para una protección eficaz. El fuego no avisa. Pero nosotros sí podemos estar preparados.
Tener el extintor adecuado y saber usarlo es tan vital como saber dónde están las salidas de emergencia. Porque el fuego no entiende de horarios, de festivos ni de buena voluntad. Solo responde a una cosa: preparación.
En casa, en el trabajo, en el coche o en la fábrica, conocer los tipos de fuegos y las clases de extintores es una obligación silenciosa que no conviene ignorar. Porque una chispa puede ser el principio de todo… o el final, si no estamos listos.